Freitag, 27. April 2012

8 de marzo 2012

"Stiftung Umverteilen e.V.", Berlin/Alemania


 



Aprendí eso para salvar vidas”
Petita Estrada Ortiz
98 años
Curandera
Muy viva y activa a pesar de su edad adelantada, todavía sigue trabajando en Muisne, donde nació. Conoce cientos de recetas a base de productos naturales, hierbas, plantas, menta de palo, limón, etc., para curar enfermedades tan diferentes como espanto, ojo, malaire, problemas en el embarazo y trombosis. Sabe remedios contra los parásitos o los problemas intestinales.
Trabajó también 30 años de partera y dice con legítimo orgullo que en todos esos años no se le murió ni un solo bebe. Todavía hay gente que tiene más confianza en su saber que en los doctores.
 

Nunca me quedo en casa, me gusta el trabajo”
Paula Ortiz Perlaza
68 años
Cocinera
Viene de Bunche, donde empezó a cocinar a los 20 años. Así crio a sus nueve hijos, sin ayuda de su compañero. (Se separó de él porque bebía.)
Hace 28 años vino a Muisne. La cocina es su pasión, no se contenta con hacer siempre lo mismo. Hizo en Mompiche un curso de cocina, motivada por el deseo de ensanchar sus conocimientos y proponer nuevos platos a sus clientes.
Habla con mucho cariño de sus hijos, que con pasión juegan fútbol y que con orgullo representan a Muisne.

  “Cantar me acerca de Dios”
María Inocencia Bone Cheme
46 años
Cantante
María Inocencia canta desde pequeña. Cantar es su pasión y su manera de comunicarse con los demás, de estar juntos.
Canta pasillo, arrullo, cantos al niño Dios. A través de estos cantos populares expresa su infinita fe en Dios. Cantando se siente muy feliz. Canta en casa, en fiestas y en la iglesia. Le da pena que los jóvenes ya no se interesen tanto por la música tradicional. Por eso se dedica a transmitir su saber a su familia y enseña sus cantos a sus hijas.
 

 
Hay que saber de dónde somos, de dónde venimos”
Andrea Martínez Cheme
28 años
Marimbera
Empezó a bailar y tocar marimba en el colegio. Desde los 3 años baila y continúa realizando esa actividad en el grupo cultural Negritud de Muisne y hace 2 años se desempeña como directora.
De ese trabajo no puede vivir, lo hace por pasión. Al tocar y bailar siente alegría y emoción. Los sonidos naturales de la marimba y del bombo son para ella la expresión de sus raíces, de su identidad negra. Al son de esa música se siente africana, como sus antepasados que llegaron de Guinea y fueron los primeros negros libres del nuevo continente.
Andrea dice: “hay que transmitir esa conciencia a los jóvenes. No tenemos el derecho de dejar morir esta tradición, que ya se va perdiendo. Sería necesario enseñar la marimba en las escuelas”.
La vida nos brinda oportunidades. No debemos dejarlas pasar”
Marieta Bolaños
46 años
Profesora y orientadora
Fue gracias a su madre, que Marieta logra culminar sus estudios superiores, obteniendo una maestría (4to nivel de estudios), oponiéndose así a su padre, quién no veía la necesidad de que sus hijas aprendieran a leer y escribir. Marieta ha trabajado duro para permitir a sus diez hijos estudiar.
Hoy en día, ser educadora es para Marieta más que una profesión, es una vocación. Además de ser orientadora en la Unidad Educativa San Luis Gonzaga, de lunes a viernes, dedica sus sábados y domingos a la educación para adultos, dando su tiempo para ofrecerles la posibilidad de cumplir lo que no hicieron de jóvenes y darles acceso a una vida mejor.
Marieta ve ese trabajo como algo necesario, ya que la sociedad moderna exige a todos estén preparados. Le da alegría educar a adultos, a pesar de la frustración que siente cuando alguien abandona los estudios.
Dice que los adultos son más responsables, más agradecidos y siente satisfacción y orgullo al ver los éxitos de cada uno. Se siente realizada como mujer, como madre y como esposa.

La independencia va a la par con la responsabilidad”
Deisy Elina Cheme Torre
47 años
Artesana
Llegó a Muisne a los 11 años. Tiene 5 hijos que crió sola. Prefiere trabajar en su casa, para ocuparse de su última hija de 15 años y de sus tres nietos. Pero como dice ella, “siempre hay algo que hacer para la mujer, que sea afuera o en casa. Una siempre puede ser activa.”
Hace cinco años se dedica a realizar artesanías, además de ser costurera. Lo hace por necesidad de vida, pero también por gusto. Es un trabajo que aprendió sola, dando rienda suelta a su creatividad. Trabaja con conchas, coco, bambú, creando siempre nuevos modelos.
Vende sus productos en varios sitios y nunca se la ve desocupada.

 “Tengo que dar ejemplo a mis hijos”
Rosa Margarita Rivera Bustamante
40 años
Comerciante de pescados
Vive desde hace 20 años en Muisne, en el Relleno, donde tiene un negocio de pescado bien manejado. De esta manera mantiene a sus seis hijos.
Trabajando desde el seno del hogar, siempre está presente para su familia. Aunque le gustaría tener la posibilidad de salir más, tener más contacto con la gente y desarrollar actividades de su propia iniciativa. A menudo sueña con poder ser más libre, más independiente, libertad que la desea a sus hijas también. Pero siendo las cosas como son, se dedica enteramente a sus hijos y a ser una buena madre para ellos.

Lo que siempre hay que tener es un por qué”
Carmen Quiñones
46 años
Decimera
Desde niña se sintió atraída por la música y la poesía. En la escuela escribía canciones, su maestra decía que debía estudiar música, pero no fue posible. Adoptada por una familia Esmeraldeña, Carmen tuvo que ayudar en la recolección de conchas desde muy pequeña.
A los 14 años se fue embarazada y soltera. Conoció otro hombre, con el que tuvo seis hijos más. Soportó muchos años de maltrato, hasta que lo dejó porque él no quería que los hijos estudiaran. Fue su hijo mayor el que la incitó a estudiar. De adulta se graduó, fue maestra y voluntaria en la OCAME. Sin embargo, la música y poesía del manglar siguen siendo su pasión. A través de sus decimas, ella expresa lo que siente, hace preguntas, critica lo que no le parece justo. Canta en fiestas en el pueblo. Ganó varios concursos. Escribió muchas decimas, esperando que algún día salieran a la venta, pero esto nuca sucedió.
Cuando su hijo mayor fue asesinado, ella quiso quitarse la vida. Lo que la detuvo fueron sus otros hijos. Ahora dice: “las mujeres si podemos, a veces nos toca llorar, sufrir, pero con ganas se puede salir adelante”.

 “No nos quedemos con los brazos cruzados esperando que el hombre lo haga todo”
María Esperanza Esmeralda
67 años
Campesina
Llegó hace 12 años a esa hermosa finca en Salima. Cultiva con su esposo coco, caña, y frutas como: guayaba, naranjas, maracuyá, etc. Le gusta trabajar en el campo con su machete, sembrar y ver el resultado de su trabajo y le encanta ocuparse de sus animales: tiene gallinas y tres pavos.
Lo importante en la vida es trabajar, dice ella. Antes era costurera en San Jacinto y ahora cuando no está en el campo, se dedica a bordar, tejer y hacer artesanías de material reciclado. María Esperanza sigue cosiendo, pero no uniformes escolares, sino ropa bonita para ir a bailar con su esposo.


Me siento muy orgullosa de mi trabajo”
Unicia Bravo
60 años
Muchinera
Muisneña desde siempre, se quedó sola para criar a sus hijos. Para mantenerlos, se dedicó a la preparación y venta de muchines, primero en su barrio Santa Rosa y desde hace 10 años en el muelle. Su trabajo siempre le permitió dar lo necesario a su familia, y por eso se siente muy orgullosa al hacerlo.
 
Siempre de pie, jamás vencidas”
Ángela Angulo Salazar
67 años
Emprendedora
Abandonada por su esposo con 8 hijos, dice que el dolor de la vida y el deseo de salir adelante la hicieron fuerte. Tuvo que trabajar mucho para criar a sus hijos. Vendió tamales, gasolina y tuvo un comedor en Muisne.
De vuelta a su pueblo, La Boca del Sucio, luchó con toda su energía para que se construyeran, una escuela con una casa para la maestra y un dispensario médico. Para ayudar a sus compañeras, fundó la Asociación de las Mujeres Campesinas de la Boca del Sucio. Organizó un taller de corte y costura, una fábrica de pan, un banco comunitario y hace tres años una microempresa de derivados de cacao. La actividad de esa empresa incluye el cultivo del cacao para asegurar la materia prima, la elaboración y venta de diversos productos y también la capacitación de 14 empleadas en contabilidad, gerencia y organización. Lo que les permite mejorar su calidad de vida.
Mientras el Señor me dé vida y salud seguiré luchando y trabajando”
Luisa Arias
77 años
Mujer trabajadora del campo
Desde temprana edad, Luisa, ayudó a su madre a trabajar en la finca. Después de dos horas de canaletear llega a la entrada del camino de su finca. Desde este lugar camina una hora en el lodo hasta llegar a su destino y continuar su tarea cotidiana: cortar racimos de guineo y bajarlos a la canoa cargados en hombros. Además, Luisa siempre se involucró en las actividades de recolección de conchas y cangrejos.
Después de soportar años de maltrato por parte de su esposo, Luisa se separó de él, porque les negó el derecho a la educación a sus hijos, él pensaba que “la riqueza está en el campo”. Desde ese entonces ha sido madre soltera, trabaja por su cuenta y ha seguido adelante para asegurar el futuro de sus siete hijos. (De los doce hijos que tuvo, cinco han muerto por sarampión).
A ella le parece que la situación de las mujeres ha mejorado en los últimos tiempos.
Mientras quede algo por hacer, nada hemos hecho”
Verónica Elisabeth Castillo Vera
32 años
Gerente del Banco de Fomento
Llegó a Muisne a los 7 años. Nacida en una familia extremamente humilde, es gracias a los esfuerzos y sacrificios de su madre, que Verónica puede estudiar en Riobamba y asegurar un futuro mejor.
Han sido diversas las actividades que Verónica ha realizado: trabajó de voluntaria en un programa de prevención de drogas, fue profesora, reportera para periódicos locales y nacionales y para radio y fue una de las primeras socias del Foro de Mujeres de Muisne en 2001.
A los 23 años empezó como asistente en el Banco de Fomento y poco a poco sus méritos fueron reconocidos y accedió a más responsabilidades.
Fue seleccionada (una de 16 personas a nivel nacional) para trabajar en el banco de Quito. Actualmente ocupa el puesto de gerente del Banco de Fomento de Muisne.

 
Que se valore el trabajo, que da más dignidad a las mujeres”
Sor Fructuosa
Misionera Comboniana
Como misionera considera que su vocación no es quedarse encerrada en un convento, sino llegar a todos y brindar su ayuda en educación, medicina y evangelización. Lleva más de veinte años trabajando en Muisne, donde fundó el Taller de Manualidades Fructuosa. A pesar que las condiciones no son óptimas las mujeres se reúnen a menudo. El sueño de Sor Fructuosa es poder tener un taller de costura y manualidades en el cual las mujeres puedan trabajar, exponer y vender sus productos y asegurar una mejor condición de vida.
Sor Fructuosa piensa que: “todas las mujeres tienen ganas de aprender, trabajando juntas se ayudan mutuamente y comparten sus ideas y problemas. Claro que hay unas que tienen más capacidades que otras pero lo más importante es la dedicación en lo que hacen, porque solo con amor hacen las cosas bien.”
Dice Sor, “para saber una lo que puede, necesita salir de casa. Cuando uno se abre, todos ganamos.”
 
"Las mujeres deben luchar por su derecho a la educación”.
Maritza Guerrero Quiñónez.
24 años
Lavandera.
Al conversar con Maritza, el tema de sus estudios es el más importante. Maritza estudió en Esmeraldas, pero tuvo que abandonar el colegio después de primer curso, por falta de dinero.
Quiso continuar con sus estudios de vuelta a Salima, pero no fue posible porque al trabajar en la gasolinera no tenía tiempo.
Ahora vive en unión libre y tiene 2 hijas, como no tiene trabajo fijo debe ayudar a toda su familia lavando ropa en el rio porque en Salima no hay agua potable. Pero su deseo de estudiar permanece vivo.
Para poder planificar su futuro, se dejó colocar debajo de la piel un palito anticonceptivo que la proteja de los embarazos durante 5 años. Ahora piensa matricularse en el colegio a distancia en la extensión de Salima. Maritza sabe que no es fácil por sus 2 hijas, pero considera que estudiar es un derecho y merece sacrificios.
A su compañero no le gusta tanto que ella quiera estudiar pero no le niega ese derecho. En lo que ambos están de acuerdo, es que quieren una educación de calidad para sus hijas.

 
Mi mensaje por amor a la humanidad: sin la naturaleza, no somos seres humanos”
María Cagua
47 años
Conchera
En Bolívar hay poca tierra y poca agricultura. Es un pueblo de pescadores y concheros. Como todas las mujeres de la isla, María empezó a conchar desde niña y lo sigue haciendo. La concha es moneda de cambio para todo lo que necesita. Para criar a sus diez hijos, María intercambia: arroz, aceite, ropa, etc., y todo lo paga en concha.
Pero ahora se hace más difícil el trabajo. En todos lados hay camaroneras. El manglar, con su diversidad biológica, desaparece. María, que también trabaja en el comedor del Centro Cultural Martín Pescador, no acepta esa falta de respeto a la naturaleza. Para ella la tierra, que da vida como una mujer, es una madre y una diosa. Merece que la respetemos y que nos curemos de ella. Porque al fin, todos dependemos de la naturaleza. Somos todos sus hijos, hombres y mujeres, con el mismo valor.
Nosotras mujeres debemos ser solidarias”
Lola Añapan
67 años
Del pueblo de los Chachi
Así mueren tradiciones y saberes muy antiguos. Todavía conocen la mayoría de las mujeres Chachi el arte de tejer, bordar y elaborar artefactos de fibras naturales como canastas y abanicos, pero se dedican menos a esta actividad y podría ser que la próxima generación se olvide de esa capacidad. Las razones son de orden económico, no se venden bien sus trabajos y no generan lo suficiente para vivir.
En el pasado ayudaron varias organizaciones y las mujeres Chachi se establecieron. Lola llegó a ser coordinadora de OCAME, pero ahora no hay mercado para sus artesanías. Los Chachi se sienten abandonados por los organismos de ayuda que están instalados en Quito.
Dice ella que mucha gente viene a visitar los pueblos Chachi, pero después se olvidan de ellos y quedan sin apoyo. Para Lola, “hay que buscar las formas de avanzar y eso supone solidaridad entre las mujeres de Muisne, que sean Chachi o no.”

 La experiencia de poder ayudar a otros nos enriquece”
Jesenia Mero Reina Mercedes Sosa Obando
33 años 42 años
Junta cantonal de protección de derechos
Consejo cantonal de la niñez y adolescencia
Ambas madres, (Jesenia tiene tres hijos, Mercedes cuatro) trabajan en la misma oficina, en dos sectores distintos pero con muchos puntos comunes.
La Junta Cantonal de Protección de Derechos, es un organismo destinado a restituir cada derecho humano individual o colectivo. El Consejo Cantonal de la Niñez y Adolescencia, se encarga de luchar contra toda forma de maltrato o de abuso a niños y jóvenes. Se puede ir a verlas si alguien es víctima de maltrato. Lo que se reportará será tratado de manera confidencial.
Trabajan en contacto con las familias y las escuelas y hacen campañas de información para aumentar la conciencia de esos problemas en la comunidad. Muchas veces se apoyan mutuamente.
Después de trabajar 13 años en instituciones de ayuda, ellas afirman que las mujeres si son capaces de hacer un trabajo que brinde ayuda a otros.
Una cualidad que a Jesenia y Mercedes les parece muy importante en las personas, es el ser humildes, a pesar de los títulos que se tenga.
 
Ser activa y que las cosas avancen da mucha satisfacción”
Isabel Cotera Bone
44 años
Vocal de la Junta Parroquial de Salima
Isabel trabaja desde hace 6 años en la Comisión de Salud de la Junta Parroquial. Se encarga de la elaboración de pozos. Su motivación es participar del progreso de su parroquia, proponer soluciones y no dejar que tantas obras queden inconclusas.
Cuando fue elegida, había muchas mujeres en cada lista, pero solamente tres estaban a la cabeza. No es un trabajo donde una mujer tiene que sufrir de discriminación por parte de los colegas varones. A veces, es una ventaja el hecho de ser mujer, es más fácil el contacto con la gente.
Se define como una mujer segura de sí misma. Su esposo la fortalece y aprecia su trabajo y dice: “es mejor tener a una mujer que salga de casa y sepa algo de la vida. Así siempre tenemos conversaciones interesantes, con ella nunca es aburrido”.


"Tenemos que ir sin complejos"
Estrella Castillo Villamaren
34 años
Arbitra de fútbol
Durante la semana, trabaja en la policía municipal, pero sus fines de semana son dedicados al fútbol, como jugadora ya logró ser seleccionada a nivel de la provincia y hasta ahora sigue activa en la liga cantonal. En el deporte, puede dar lo mejor de sí misma. Para ella, el equipo es sinónimo de amistad y solidaridad.
Hace 3 años pasa mucho tiempo en la cancha como arbitra. Para eso hizo un curso, con examen teórico y práctico. Le gusta dirigir los partidos, poniendo orden en cada juego.
Dice que no tiene problemas con los hombres, la respetan porque ella es justa. Le parece importante advertir antes de sancionar.
Comparte esa pasión por el fútbol con toda su familia. Su esposo es director deportivo de un equipo y sus hijos, tanto el varón como la mujer, juegan con entusiasmo. Así, el deporte une la familia.
Ser activa y que las cosas avancen da mucha satisfacción”
Isabel Cotera Bone
44 años
Vocal de la Junta Parroquial de Salima
Isabel trabaja desde hace 6 años en la Comisión de Salud de la Junta Parroquial. Se encarga de la elaboración de pozos. Su motivación es participar del progreso de su parroquia, proponer soluciones y no dejar que tantas obras queden inconclusas.
Cuando fue elegida, había muchas mujeres en cada lista, pero solamente tres estaban a la cabeza. No es un trabajo donde una mujer tiene que sufrir de discriminación por parte de los colegas varones. A veces, es una ventaja el hecho de ser mujer, es más fácil el contacto con la gente.
Se define como una mujer segura de sí misma. Su esposo la fortalece y aprecia su trabajo y dice: “es mejor tener a una mujer que salga de casa y sepa algo de la vida. Así siempre tenemos conversaciones interesantes, con ella nunca es aburrido”.